viernes, 3 de julio de 2015

España, paraíso del timo sentimental: Cuando el gañán ibérico se convierte en un Apolo


Ricardo Solé.- Llegan a España aleccionadas. Saben de la hecatombe moral que ha provocado la democracia española. También vienen con la lección aprendida del alto número de fracasos matrimoniales en España y de su largo catálogo de damnificados varones.

Solos y en muchos casos con el regusto amargo del fracaso matrimonial, miles de hombres españoles han sido presa facil para ellas. Hablamos de la legión de mujeres desalmadas extranjeras, en su mayoría latinoamericanas, que simulan representar el contrapunto a los dogmas de la ideología de género.

Esas carencias afectivas que tienen muchos españoles son eficazmente explotadas por las de fuera, expertas en el juego de la simulación, que consiste en convertir a un gañán ibérico en un Apolo irresistible. Su objetivo oculto: regularizar su situación legal e incluso, si el pardillo lo es más de lo esperado, detraerle su patrimonio. Hay casos de españoles que, entontecidos por los fingimientos amorosos y las expectativas de una vida en común con estas estafadoras del amor, escrituran a su nombre hasta el coche y la casa.
También proliferan los casos en los que nuestros ancianos se convierten en las víctimas propiciatorias de estas ‘mercenarias’ sentimentales. Víctumas de la desestructuración familiar, que les obliga a permanecer solos en condiciones muchas veces infrahumanas, nuestros mayores terminan estableciento lazos conyugale
s con mujeres hasta 40 años más jóvenes. Éstas persiguen el doble objetivo de convertirse en ciudadanas españolas y heredar las pertenencias de su anciana pareja. Esta nueva modalidad de la picaresca encuentra en las caribeñas, ecuatorianas y bolivianas a sus más acendradas expertas.
En el peor de los casos no sólo se arriesgan no sólo a perderlo todo, sino también a dar con sus huesos en la cárcel. Aleccionadas por sus compatriotas que llegaron a España antes, las embaucadoras aterrizan en nuestro país sabiendo lo que dan de sí las normas españolas. Saben que, ante una falsa denuncia por violencia de género, los hombres españoles carecen hasta del derecho a la presunción de inocencia. No es por tanto casualidad que ocho de cada diez denuncias por supuesto maltrato machista sean realizadas por extranjeras, según datos que éste y los anteriores gobiernos se obstinaron en ocultar a la opinión pública.
Al albur de este desbarajuste moral proliferan en España empresas encargadas de poner en contacto a españoles con extranjeras. La mayoría de estas empresas incurre en actividades fraudulentas, al falsear la identidad de las anunciantes, su lugares de origen y hasta su imagen. Pese a las denuncias sobre estas prácticas ilegales y al hecho de que en muchos casos se tratan de tapaderas para establecer relaciones de interés, nadie parece tener la voluntad de hacer algo.
Y un último dato para la reflexión, pese a que se han extremado los controles judiciales, de cada diez relaciones mixtas entre españoles y extranjeras, nueve de ellas acaban en ruptura tan pronto la mujer logra legalizar su presencia en España.

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