lunes, 20 de julio de 2015

Ghandi apoyó al Fascismo

Sacado del blog: Tercios de Aguilar

El líder hindú propagó por todo el mundo su doctrina de la no-violencia, pero tenía muy claro que ya en el mundo de entonces, los opresores de los pueblos eran los ingleses y sus aliados. De esta manera, Gandhi decidió tomar contacto con los enemigos del imperio británico en Europa. Y lo hizo con varios, aunque sentía particular admiración por uno de ellos: Benito Mussolini.

En lo que representa uno de los capítulos menos divulgados de su vida, Gandhi visitó a Mussolini en Roma en 1931. A diferencia de Churchill, que sentía desprecio por el pacifista y lo tildaba como “ese fakir desnudo”, el Duce le tenía un profundo respeto. Gandhi fue recibido en la residencia personal de Mussolini, y fue el invitado de honor de un gran desfile de la Juventud Fascista, que lo recibió con el tradicional saludo romano. Posteriormente, Italia no dudó en ayudar económicamente al movimiento patriota indio, una ayuda que fue vital para continuar la resistencia contra la ocupación inglesa.

Gandhi dijo luego de Mussolini: “Él es un verdadero superhombre, alguien inalcanzable. Es el nuevo Mazzini de Europa”.
En una carta a Hitler, Gandhi escribió:
“No tenemos dudas de tu valentía y devoción a tu Patria, ni creemos que seas el monstruo descrito por tus oponentes.”

En 1938, poco antes de la Segunda Guerra Mundial, el dirigente hindú ya observaba con alarma los movimientos del anglo-sionismo en Palestina, que preparaban el camino a la creación de Israel, y advertía: “Palestina pertenece a los árabes, exactamente como Inglaterra pertenece a los ingleses. Los judíos sionistas erran el camino”.


Ya iniciada la guerra, todas las colonias inglesas vieron con natural esperanza al Eje, que prometía derrotar al país que los mantenía esclavizados. En aquel conflicto, era común que las naciones árabes recibieran como salvadores a los soldados alemanes, y el general Erwin Rommel pronto se convirtió en héroe por comandar a los Afrika Korps. Asimismo, en la India todos los patriotas contemplaban y seguían en forma entusiasta el curso inicial del conflicto. Gandhi era amigo de Mussolini, y a su vez, no había que olvidar que el Reich utilizaba como emblema oficial la esvástica, un símbolo sagrado del hinduismo. Sobraban motivos para que las simpatías hacia Roma y Berlín fueran cada vez más fuertes, y como corolario, se terminó conformando una división especial de la Wehrmacht con miles de voluntarios hindúes. En este contexto, cuando Alemania ataca a Inglaterra en 1940, Gandhi no dudó en pronunciar un mensaje al pueblo británico que durante mucho tiempo fue censurado por las autoridades inglesas:
"Dejen las armas, por cuanto éstas no van a servir para salvarles a ustedes ni a la humanidad. Deben invitar a Hitler y Mussolini a que tomen todo lo que quieran. Si quieren ocupar sus casas, vayánse de ellas. Si no les permiten salir, sacrifíquense a ellos, pero siempre rehúsen rendirles obediencia."

La verdadera intención de las palabras de Mahatma, un hombre instruído e inteligente, era clara: deseaba que los ingleses se rindieran lo más pronto posible, buscaba desalentarlos, convencerlos de que no tenían oportunidades. De lograrlo, la independiencia de su patria era un hecho. Por eso, empleó un discurso alineado a su prédica de no-violencia, pero que leído entre líneas guardaba un significado diferente. En 1941, en una de las tantas detenciones que Gandhi tuvo que padecer por orden de Churchill, los ingleses lo obligaron a escribir una carta a Hitler en la que le tenía que pedir que terminara con la guerra. Gandhi escribió la carta, pero luego Churchill decidió que no fuera publicada, porque durante ese período de tiempo el hindú había hecho otras declaraciones que la hacían inverosímil. Por ejemplo, el haber criticado duramente a los judíos alemanes pocos meses antes, diciendo:
"Los judíos alemanes traicionan a Alemania. Ellos tratan de convencer a Estados Unidos de que entre en guerra con su país, cometiendo un acto de deslealtad."

Tiempo después, también dirigió un mensaje a los judíos europeos en general, en el que les pidió:
"Ustedes deben cometer el suicidio colectivo, y así obtendrán el visto bueno de la Providencia. De hacerlo, el mundo se levantará, compadeciéndose de su final, y le pedirá a Hitler el fin de la violencia."

Al concluir la guerra, el Eje perdió pero Inglaterra quedó tan debilitada que el fin del colonialismo en la India se había vuelto inevitable. Gandhi puso ahínco para lograr la ansiada libertad, pero contempló con tristeza e impotencia cómo sus viejos enemigos ayudaban a los sionistas para acabar con Palestina y crear Israel.
 Por ello, en 1946 Gandhi escribió un ensayo que tituló "Los judíos y Palestina", en el que repudió a los seguidores de Theodor Herzl y sus crímenes, y llamándolos a la reflexión, indicó:

"...Y en mi opinión, los judíos se equivocaron lastimosamente al pretender imponerse en Palestina con la ayuda de los norteamericanos y los ingleses, y más aún al apelar ahora a un desembocado terrorismo. ¿Por qué deben recurrir al terrorismo para hacer posible su expropiación de Palestina?."




El verdadero progreso social no consiste en aumentar las necesidades, sino en reducirlas voluntariamente; pero para eso hace falta ser humildes.

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