martes, 1 de septiembre de 2015

El Opus Dei y su simbología


Si Escrivá era de tronco judío sus signos y símbolos tenían que ser, como representación gráfica e interpretativa de su subconsciente, acordes con su condición. El Opus, su Obra, su Pompa, su instrumento, su gran engaño, tenía que estar cincelado de emblemas y alegorías conexas con la Kábala hebrea. Sobre este presupuesto comenzamos nuestras indagaciones y los resultados han sido sorprendentes.

El biógrafo oficial y laudatorio de la figura de Escrivá nos puso en la pista al escribir que "corrió la voz por Madrid de que su oratorio estaba lleno de signos kabalísticos...También se habló del oratorio elíptico en la casa de la casa de la calle de Diego de León. El P. Severino Álvarez, dominico, Decano de la Facultad de Derecho Canónico del Angelicum de Roma contaba ya en 1950 que también se habían recibido en el Santo Oficio de Roma denuncias contra el Opus, indicándose la forma elíptica del oratorio y las señales externas, las manifestaciones poco convencionales utilizadas, por lo que el Maestro General de los Dominicos, aprovechando que el padre Severino realizó por aquel entonces un viaje a España, le encargó encarecidamente que visitara y le informara de lo que viera en el oratorio en cuestión.

Comenzaban los indicios, los atisbos, los comentarios sobre la criptografía empleada. Fue a fines de 1939 cuando el Opus Dei había abierto un oratorio anexo a la residencia de la calle de Jenner, en Madrid, en torno al cual y ya desde aquellas prematuras fechas comenzaron a producir la alarma y el desconcierto entre los creyentes que comenzaron a circular por medio de boca a oído que la capilla "estaba adornada con signos kabalísticos y masónicos y se afirma que gracias a sabios juegos de luz Escrivá de Balaguer simulaba fenómenos de levitación.

Además, la "Sociedad de Cooperación Intelectual--SOCOIN--una iniciativa vinculada a la Obra, fue señalada como una derivación masónica de una organización judía internacional. En la época en que sucedían estos hechos--en los albores de la fundación del Opus--un profesor de derecho internacional afirmó que había encontrado en un diccionario hebreo el verdadero significado de las siglas de SOCOIN que correspondía al nombre de una secta hebraica de asesinos".

En el Tribunal Especial para la represión de la masonería y del comunismo y que tenía entre otras misiones la de tutelar la seguridad del Estado, abrió expediente informativo contra José María de Escrivá de Balaguer acusándole de que "bajo el nombre de Opus Dei se escondía una rama judaica de la masonería". Una acusación tan grave e inusual debía tener algún fundamento, estar respaldada, tener motivos y argumentos, que vamos a tratar de alumbrar.

El primer símbolo que nos llama la atención es la adopción de la rosa como figura emblemática, como símbolo diferenciador e identificativo, que se arroga y atribuye al Opus Dei. En este contexto no se puede olvidar que el asunto de la rosa no es un capricho o algo casual, sino que revela una profunda coherencia pues según el Zohar, la rosa designa "La Comunidad de Israel" (véase Zoar, I, 1a). Quizá el padre Escrivá quería avisar con esta leyenda a unos pocos iniciados que no se olvidaran de sus raíces...y de sus obligaciones.

Ediciones Rialp, la editorial propiedad del Opus Dei, donde se editan los libros y textos oficiales de la Obra, el vehículo difusor de la bibliografía más apologética y exultante del Opus, tiene como anagrama editor la imagen y el diseño de una rosa. Son las señas de identidad de su labor bibliográfica. Es la imagen de la marca. Es la señal de la rosa...

El origen para el signo kabalístico de la rosa se remonta a los años del período de la Guerra Española, cuando Escrivá, que había estado sin demasiados problemas en "zona roja" teniendo la información previa sobre el desenlace de la contienda con la victoria de las fuerzas nacionales leales a Franco, se pasa de zona en conflicto a través del Pirineo, por la frontera francesa, donde el grupo se refugió en pleno invierno en una cabaña para pernoctar. Por la mañana cuando iban a reemprender la marcha se solicitó a Escrivá que oficiara una misa, a lo que se negó, inexplicablemente, saliendo del refugio de montaña en solitario y caminando hasta que se perdió entre la nieve y el hielo de las montañas, regresando poco después al punto de partida alborozado, eufórico, según los testigos presenciales, con el rostro iluminado y con una rosa de madera en las manos que según dijo "le había dado la Virgen, que se le acababa de aparecer"--en todas las apariciones reconocidas oficialmente por la Iglesia Católica, hay pruebas. De la aparición que difundió Escrivá, ninguna a pesar de su testimonio en vivo y en directo, que como se tratara de una burda mentira, no insistió con posterioridad, ni ha sido jamás reconocida como tal aparición por la Iglesia.

Después de aquella situación inventaría toda. Dijo que la rosa estaba semi-enterrada entre la nieve y para él "era la señal evidente de que se acercaba otra época en la vida del Opus Dei y que se acabaría pronto el período de las 'plantas cubiertas por la nieve', en clara alusión metafórica a su criptojudaísmo secular, con dos interpretaciones evidentes, la rosa y su significado y su escondite y salida a la superficie.
El símbolo de la rosa forma importantísima de la tradición kabalística hebrea. Ya en los salmos y en los poemas proféticos judíos, la rosa roja y la rosa blanca personifican los cuerpos castigados y purificados de Israel. Pero en la Kábala se va aún más allá en el camino de significaciones. El árbol, sefirótico, divido en tres columnas verticales, tiene la central precisamente bajo la advocación de la rosa, que de este modo restaura y equilibra la parte rigurosa y severa de la creación--izquierda--con su lado clemente y misericordioso--el derecho--.

La rosa no sólo está impresa en todas las publicaciones que salen de la aldea donde supuestamente en 1937, en su ermita y a él solo, sin testigos incómodos, se le apareció la Virgen y que desde entonces ha pasado a ser auténtico símbolo para el Opus. Tampoco podía faltar por doquier en Torreciudad, el templo suntuoso construido con el óbolo de los escándalos financieros. En Torreciudad encontramos rosas rosas esculpidas en la capilla, en la ermita, en el interior y en el exterior del templo, en muchos edificios del complejo arquitectónico, en todas partes, para que no se olvide que estamos en un lugar con mensaje kabalístico.

Parece también cuando besan el suelo, en ese amor a lo material, mascullan la divisa templaría "Non nobis Domine, non nobis, sed nomine tuo da gloriam". También se ha querido asimilar la rosa a la importancia que tenía en la Orden Templaría. Para el Temple, la rosa y la espina fueron un símbolo de capital importancia.
Aparte de la rosa y su claro mensaje kabalístico, otro signo caro al fundador del Opus Dei fue la representación gráfica de palmípedos, el signo hermético de la oca, la pata de ganso. Existen dibujos de patos realizados por la mano de Escrivá en el cristal, madera, porcelana, papel. En una casa de ejercicios en Molino Viejo, en la provincia de Segovia, se conserva pintado en una pared un pato atribuido al propio fundador. La obsesión por los grafitti de los gansos tiene otra clara y sibilina vertiente kabalística, de un profundo y enigmático y profundo significado.

Otra de las peculiaridades más llamativas es la eliminación de la imagen de Cristo de los crucifijos. Tampoco aparece el INRI típico de la cruz ni la faja negra con el mors mortem superávit. Para el Opus según el diseño de su fundador, el crucifijo es la cruz sin cuerpo, luego reverencian y adoran no a la figura de Cristo, sino alaban al cadalso, a su último patíbulo, veneran al instrumento de suplicio y del tormento.

Los miembros del Opus Dei son portadores, en sus bolsillos, de cruces sin el cuerpo de Cristo. Del Hijo de Dios crucificado, la Obra sólo acepta y reconoce como suya una cruz de madera vacía. Las razones camufladas que da Escrivá son que los cuerpos desnudos de Jesucristo suelen estar malísimamente hechos y son repugnantes. El crucifijo es el símbolo de la fe. El madero, el calvario donde los judíos ejercieron su deicidio.
Es costumbre y norma obligatoria que en cada centro o casa del Opus "exista una cruz negra sin Cristo, que será adornada dos veces por año". Estas prácticas heterodoxas han sido censuradas igual que su secretísimo, que su dedo pulgar puesto sobre sus labios.

Si a la cruz pelada le juntamos la rosa-cruz. La alquimia kabalística no puede ser más explícita y perfecta.
Siguiendo en la búsqueda y en el hallazgo de elementos kabalísticos, la numerología ha sido una ciencia tradicional donde se inspira la Kábala hebrea y cuya representación no podía faltar en el Opus Dei. El libro de Escrivá, Camino, tiene exactamente 999 máximas o puntos, a los que en ninguna reedición ha sido variada su cifra, que invertida se convierte en el 666 apocalíptico, el número de la "Bestia", lo que nos sitúa en el carácter escatológico de la Obra. Su misión histórica parece señalada en clave clara, siendo como es el judaísmo un factor principal en toda época apocalíptica. Como nos dice el Apocalipsis, el nombre de la Bestia está escrito en cifras cuyo valor es 666.

Indudablemente el número no es mero azar. Dante utilizó profusamente el numero 9 y otros múltiplos de 3 en la Divina Comedia. En dimensiones de vida (máxima 279), tres veces tres, 999, 666...

El número 9 tiene una importancia esotérica de primera magnitud en cuanto que representa al signo del noveno sefirá kabalístico y tal como explica el profesor Gershom Scholem, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, conocer el significado de las razones profundas de los números en tanto que son magnitudes cósmicas--era para los kabalistas y para quienes seguían la esencia universal de su teosofía--un pensamiento que se plantea conocer y describir las operaciones de la Divinidad". Para la kábala la constante interrumpida del número 9--yesod, fundación--tiene su justificación en el Opus como módulo de construcción. Tres veces tres hacen y tres veces nueve forman 999 al que hay que invertir, dar la vuelta, para que veamos reflejado el enigmático significativo nombre bestial.

Otros signos que utiliza el Opus Dei en sus manifestaciones son el olivo y el árbol; según las explicaciones que nos da la Haggadah en el Talmud, Israel se parece al olivo porque el aceite que de él se extrae no se mezcla con los otros líquidos y así Israel conserva su individualidad porque el aceite sobrenada, lo cual dicen los judíos--está escrito en la ley "Dios te colocará arriba de todas las naciones" (Deuterenomio XXVI, 19) y porque el olivo necesita ser aplastado para producir y así Israel sacará provecho de las desgracias y persecuciones, unas fingidas y otras provocadas.

Como marca comercial también han utilizado en grandes holdings cercanos al Opus Dei, tal es el caso de Rumasa, otro símbolo kabalístico: la abeja encerrada en un hexágono, que es la representación gráfica del hebreo "Debora" con todas sus connotaciones intrínsecas.

Por último hay que resaltar que entre los miembros del Opus existen como en la masonería judaica, ciertas palabras de pase y reconocimiento. Se saludan con la palabra "Pax" y la respuesta es "in aeternum". Son palabras de identificación y filiación, argot interior usado para resaltar su pertenencia, una especie de consigna o de santo y señal particular. Utilizan el latín en las palabras escogidas como de pase o palabras sagradas para utilizar entre sí y no con los demás hermanos supuestos, los cristianos.

Otro exorcismo que se detecta es el de rociar la cama con algunas gotas de agua bendecida antes de acostarse, flagelarse, llevar cilicios o dormir en el suelo una vez por semana en señal de penitencia y para acercarse en la distancia y en el lugar donde se encuentran al símbolo muro de las lamentaciones hebraico.

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