miércoles, 9 de septiembre de 2015

La falsa «crisis de los refugiados» y la mano negra de la CIA

sacado de https://adversariometapolitico.wordpress.com

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Para pensar: “Algunos sirios dejan su país por su felicidad – otros sirios dejan su felicidad por su país” – En el primer artículo Meyssan revela que“(…) Más de 2 tercios de esos migrantes son hombres de entre 18 y 34 años”…
«Ante nuestra mirada»

La falsa «crisis de los refugiados»

Mientras la prensa europea pulsa la cuerda emotiva mostrando fotos de un niño ahogado y publicando reportajes sobre las multitudes que cruzan a pie los países de los Balcanes, Thierry Meyssan muestra que se trata de imágenes fabricadas. Son imágenes que favorecen los intereses del patrón de patrones alemán, Ulrich Grillo, y de la OTAN, pero que no reflejan el fenómeno en su conjunto y empujan a los ciudadanos europeos hacia respuestas que no resuelven el verdadero drama.
 | Damasco (Siria) | 7 de septiembre de 2015
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La prensa atlantista ha dado la mayor difusión a la parte izquierda de esta fotografía. En ella aparece el cuerpo de Aylan Kurdi, un niño sirio de origen kurdo, supuestamente fue depositado en la playa por las olas. Pero, como puede verse en la foto, el cuerpo está en posición perpendicular a las olas, cuando debería estar paralelo a ellas. En el plano derecho de la imagen, la presencia de un fotógrafo turco de uniforme confirma la idea de un montaje de la escena. Al fondo, se distinguen varios bañistas.
Una ola de emoción cayó brutalmente esta semana sobre los pueblos que viven en los países de la OTAN. Y bruscamente tomaron conciencia del drama de los refugiados en el Mediterráneo, tragedia que dura desde hace años, ante la permanente indiferencia de la opinión pública europea.
El cambio se debe a la publicación de una fotografía que muestra al público el cuerpo de un niño ahogado, depositado por las olas en una playa turca. Poco importa que esa imagen sea una grosera escenificación: los cuerpos devueltos por el mar quedan en posición paralela a las olas, nunca perpendicularmente a ellas. Poco importa también que en menos de 2 días casi todos los diarios de los países de la OTAN hayan publicado instantáneamente la misma imagen en primera plana. Ya se sabe lo libre y pluralista que es la prensa occidental.
Trabajando en el mismo sentido, las televisiones multiplicaron en estos días los reportajes sobre el éxodo de miles de sirios, a pie, a través de los países balcánicos. Particular atención prestaron al paso de esas personas a través de Hungría, país que comenzó construyendo una inútil valla de alambre de espino antes de tomar, una tras otra, toda una serie de decisiones contradictorias que dieron a las televisiones la posibilidad de filmar repetidamente la multitud de migrantes caminando a lo largo de las vías férreas y tomando los trenes por asalto.
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Ahora derraman lágrimas de cocodrilo… Los medios occidentales sionistas son cómplices hipócritas de la tragedia que vive el pueblo sirio (por mentir desde 2011 acerca de la llamada “primavera árabe” y por apoyar a los denominados “rebeldes”)
«En reacción» ante la conmoción que habían suscitado en sus conciudadanos, los dirigentes europeos, «sorprendidos» y contritos, ahora discuten acaloradamente sobre la manera de socorrer a estos refugiados. Antonio Guterres, ex presidente de la Internacional Socialista y actual Comisario de Naciones Unidas para los Refugiados, intervino en el debate entre estos dirigentes preconizando «la participación obligatoria de todos los Estados miembros de la Unión Europea». Y agrega que: «Según estimados preliminares, los países europeos tienen una necesidad potencial de aumentar las oportunidades de reinstalación en 200 000 plazas.»
¿Cuál es realmente el problema? ¿Quién está explotándolo y con qué objetivo?

Los refugiados del Mediterráneo

Desde el inicio de la «primavera árabe», en 2011, el número de personas que trata de cruzar el Mediterráneo y de entrar en la Unión Europea ha aumentado considerablemente, sobrepasando incluso el doble de cifras anteriores, y se elevó en 2014 a 626 000 personas.
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Flujo de migrantes hacia la Unión Europea (en cientos de miles)
Fuente: Eurostat
Sin embargo, contrariamente a la idea generalizada, no se trata de una oleada de migrantes nunca vista e imposible de asimilar. En 1992, aunque la Unión Europea se componía entonces de sólo 15 de los 28 Estados que actualmente la integran, estaba recibiendo proporcionalmente más migrantes que en este momento: 672 000 por 380 millones de habitantes. Existe, por lo tanto, un considerable margen antes de que los migrantes lleguen a desestabilizar la economía de la Unión Europea, que hoy cuenta 508 millones de habitantes.
Más de 2 tercios de esos migrantes son hombres de entre 18 y 34 años, según sus propias declaraciones. Así que, por lo general, no se trata de familias.
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Proporción de hombres entre los migrantes que entraron a la Unión Europea en 2014.
Fuente: Eurostat
Contrariamente a la idea que están divulgando los medios de prensa, menos de un tercio son refugiados provenientes de zonas de guerra. Sólo un 20% son sirios, un 7% son afganos y un 3% son iraquíes.
O sea, los otros 2 tercios no provienen de países en guerra y son principalmente migrantes por razones económicas.
En otras palabras, el fenómeno de las migraciones está sólo marginalmente vinculado a la «primavera árabe» y las guerras. Los pobres están abandonando sus países para probar suerte en los países ricos, en total correspondencia con el orden postcolonial y con la lógica de la globalización. Este fenómeno, después de haber disminuido desde 1992 y hasta 2006, se ha reactivado y ahora va en aumento. Pero lo cierto es que actualmente equivale a un 0,12% anual de la población europea, o sea –manejado correctamente– no representa a corto plazo ningún peligro para la Unión Europea.
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El presidente de la Federación de la Industria Alemana, Ulrich Grillo, quiere disponer de 800 000 trabajadores extranjeros suplementarios en Alemania. Como los acuerdos europeos prohíben esa entrada masiva de mano de obra extranjera, que encuentra además la hostilidad de la opinión pública, Grillo contribuye a poner en escena la «crisis de los refugiados» para obtener una modificación de la reglamentación existente.

¿Son los migrantes un problema?

Este flujo de migrantes despierta inquietud en los pueblos europeos. Pero los grandes empresarios alemanes lo acogen con regocijo. En diciembre de 2014, el «patrón de patrones» alemán, Ulrich Grillo, escondía hipócritamente sus intereses tras una fachada de buena voluntad al declarar a la agencia DPA: «Somos desde hace mucho un país de inmigración y debemos seguir siéndolo». Y agregaba que «como país próspero y también por amor cristiano al prójimo, nuestro país debería permitirse a sí mismo acoger más refugiados». También afirmaba: «Yo me distancio muy claramente de los neonazis y de los racistas que se reúnen en Dresde y en otros lugares». Y, con un poco más de seriedad, «Debido a nuestra evolución demográfica, garantizamos el crecimiento y la prosperidad con la inmigración» [1].
Este discurso retoma exactamente los mismos argumentos que presentaban los empresarios franceses en los años 1970. Otro elemento a tener en cuenta es que hoy en día la población europea dispone de cierto nivel de educación y de calificación, algo de lo que carece la gran mayoría de los migrantes, que estarán por consiguiente más dispuestos a aceptar ciertos tipos de empleos que los europeos rechazan. Progresivamente, la llegada de mano de obra no calificada y dispuesta a aceptar condiciones de vida inferiores a las de los europeos suscitó en el pasado tensiones en el mercado laboral. El empresariado francés favoreció entonces la llamada «reunificación familiar». La ley de 1976, la interpretación que de ella hizo el Consejo de Estado en 1977 y la jurisprudencia de la Corte Europea de Derechos Humanos desestabilizaron ampliamente la sociedad. El mismo fenómeno puede observarse en Alemania desde que se adoptaron disposiciones similares a aquellas con la inclusión, en 2007, de la reunificación familiar en la legislación alemana sobre la inmigración.
Contrariamente a otra idea generalizada, los migrantes económicos no plantean un problema de identidad para Europa, pero su ausencia sí constituye un problema para sus países de origen. Y también plantean un problema social en Alemania, donde –debido a la política estimulada por Ulrich Grillo– la clase obrera ya está siendo víctima de una feroz explotación.
En todos los demás países donde se han aplicado ese tipo de políticas, no son los migrantes económicos los que han representado un problema sino la posterior reunificación familiar.

¿Quién fabrica la imagen actual de «crisis de los refugiados»?

Desde el inicio del año 2015, el cruce ilegal de la frontera de Turquía hacia a Hungría, que costaba 10 000 dólares, bajó a 2 000 dólares por persona. Hay ciertamente traficantes de personas que son verdaderos esclavistas, pero también hay gente que ayuda a los migrantes en el cruce de las fronteras simplemente porque quieren ayudar a personas en dificultad. En todo caso, cabe preguntarse ¿quién paga la diferencia?
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El Presidente Assad ya lo advirtió hace más de dos años: “El terrorismo no se quedará  aquí; se exportará a Europa a través de la inmigración ilegal”
Por otro lado, al principio de la guerra contra Siria, Qatar imprimía pasaportes sirios falsos y los entregaba a los yihadistas de al-Qaeda para que pudieran convencer a los periodistas de la prensa atlantista de que eran «rebeldes sirios» y no mercenarios extranjeros. Pero actualmente, algunos traficantes de personasestán entregando pasaportes sirios falsos a migrantes de otras nacionalidades. Y los migrantes los aceptan pensando, acertadamente, que esos pasaportes falsos han de facilitarles la entrada en la Unión Europea. En efecto, como los Estados miembros de la Unión Europea han cerrado sus embajadas en Siria –con excepción de la República Checa y Rumania– ahora no tienen cómo verificar la autenticidad de esos pasaportes.
Hace 6 meses, yo expresaba mi sorpresa ante la ceguera de los dirigentes de la Unión Europea, señalando que no percibían la voluntad de Estados Unidos de debilitar a sus países, incluso mediante la «crisis de los refugiados» [2]. El mes pasado, la publicación Info Direkt señalaba que, según los servicios de inteligencia de Austria, el éxodo de refugiados sirios hacia Europa estaba siendo orquestado por Estados Unidos [3]. Es una imputación que está por verificar, pero también constituye una hipótesis sólida.
En todo caso, todos estos acontecimientos y manipulaciones carecerían de gravedad si los Estados miembros de la Unión Europea pusieran fin a la reunificación familiar. El único verdadero problema no sería entonces la entrada de los migrantes sino la tragedia de los que mueren en el intento, tratando de cruzar el Mediterráneo, precisamente la única realidad que no moviliza a ningún dirigente europeo.

¿Qué trama la OTAN?

La OTAN, o sea el brazo armado internacional de Estados Unidos, no ha reaccionado. Pero, según sus nuevas misiones, la alianza atlántica se reserva la posibilidad de intervenir militarmente ante los grandes flujos migratorios.
Sabiendo que sólo la OTAN dispone de la capacidad de “clavar” una información tendenciosa o simplemente falsa en la primera plana de todos los diarios de sus países miembros, es altamente probable que ese bloque militar esté organizando la actual campaña. Además, el hecho que esa campaña esté presentando a todos los migrantes como refugiados que huyen de las zonas de guerra y la insistencia sobre el origen supuestamente sirio de todos estos migrantes hacen pensar que la OTAN está preparando una acción pública relacionada con la guerra que secretamente dirige contra Siria.
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Los refugiados sirios y la mano negra de la CIA
¿De dónde viene el dinero que pagan los refugiados para los gastos del viaje?
El éxodo de miles de personas no sólo cruza ya el Mediterráneo en barcos ruinosos, botes inseguros y balsas rudimentarias sino que además, en los dos últimos meses, ha comenzado a llegar desde Turquía a través del continente en una ruta marcada por la desesperación.

Los inmigrantes forzados tienen que cruzar cinco países —Grecia, Macedonia, Serbia, Hungría y Austria- hasta alcanzar la anhelada Alemania. La enorme mayoría de ellos procede de Siria, pero también hay oriundos de Irak, Eritrea o Afganistán. El flujo es incesante. Estremecedor. En ocasiones mortífero. La afluencia a las islas griegas del Mar Egeo contiguas a las costas turcas ha sido un 327% mayor que en 2014, según los datos de la policía de Grecia. Sólo en el mes de julio, el número de inmigrantes que han cruzado las fronteras de la Unión Europea ha llegado a los 107.500, triplicando la cifra que se produjo el año pasado. En junio ya fueron 70.000 y se espera que en agosto se alcance un nuevo récord alarmante.
Pero, ¿por qué se ha acelerado precisamente ahora este proceso migratorio? ¿Por qué no se ha dado antes, meses atrás, por ejemplo en primavera, teniendo en cuenta que la guerra civil siria cumple cinco años? ¿Qué circunstancias han confluido para que ocurriera este desastre? ¿Acaso no es una crisis inducida desde el exterior? ¿Qué papel está jugando la Unión Europea? ¿Y Estados Unidos?
Este caos migratorio no es nada casual. Es fruto de un contexto geopolítico muy concreto. Veamos cuál es.
Turquía da cobijo a 1,9 millones de refugiados sirios, de los 4 millones que han abandonado su patria desde que empezó el conflicto armado en marzo de 2011. Desde entonces el Gobierno de Ankara se ha gastado 4.000 millones de dólares en atender sus necesidades básicas. Más de 250.000 de esos refugiados viven en 23 campamentos mantenidos por las autoridades. El resto vive fuera de esos campos, en comunidades que se extienden a lo largo de la frontera turco-siria. En la región, 1,1 millones de refugiados se encuentran en Líbano, 629.000 en Jordania, 249.000 en Irak y 132.000 en Egipto.
Hasta junio los desplazados empleaban preferentemente la ruta marítima. Se embarcaban en Libia o en Túnez e intentaban cruzar los kilómetros de mar que les separan de la isla italiana de Lampedusa. Pero esa tendencia ha cambiado. Ahora los que huyen del horror y el hambre son capaces de llegar hasta Bodrum, en el oeste de Turquía, y pasar a Kos, ya en territorio de Grecia. Es decir, disfrutan de mayor libertad de movimientos gracias a las organizaciones criminales que trafican a personas y que actúan en connivencia con guardias de fronteras y policías corruptos.
¿Qué ocurrió en julio? Pues que, después de meses de presiones ejercidas por Estados Unidos, Turquía decidió tomar un papel mucho más activo en la lucha contra los radicales del “Estado Islámico” (EI) que combaten al presidente sirio Bashar Asad. En concreto, aceptó que el Pentágono pueda utilizar la estratégica base militar de Incirlik para bombardear objetivos de los “yihadistas”. A principios de agosto hasta allí se desplegaron seis cazas F-16 de la USAF, la Fuerza Aérea norteamericana. En julio también se produjo la primera ofensiva aérea de los propios turcos que empiezan a ver amenazada su seguridad e integridad territoriales. Paralelamente, la cercanía de los combates a varias aldeas fronterizas provocó nuevas oleadas de refugiados.
¿Quién es el responsable directo de este inusual fenómeno migratorio hacia Europa? Algunos apuntan a la CIA y sus filiales. La última voz ha sido un miembro anónimo de los servicios de información austriacos que desveló a la revista austriaca Direkt que organizaciones estadounidenses pagan a los grupos mafiosos para que transporten al día a miles de inmigrantes rumbo al Viejo Continente.

Sin desvelar su identidad, la publicación dio la palabra a un agente del Abwehramt (AbwA), los servicios secretos militares de Austria, quien explicó que los traficantes de personas piden de media entre los 7.000 y los 14.000 euros para organizar los viajes ilegales. Poco les importa que a veces terminen de forma trágica como demuestra el hecho de que recientemente se encontrara un camión frigorífico con 70 cadáveres en su interior, abandonado en una autopista de Austria.
“Disponemos de indicaciones que demuestran que organizaciones de Estados Unidos han creado un sistema de cofinanciación y contribuyen de forma sustancial a pagar los gastos del viaje. La mayoría de los candidatos refugiados pagarían 11.000 euros en especie. ¿Nadie se pregunta de dónde viene el dinero?”, declaró el agente, para quien la estrategia consiste en inundar Europa de inmigrantes.
La CIA, que entrena y arma a los rebeldes sirios, ya nos tiene acostumbrados a emplear ONG de aspecto inocente para llevar a cabo sus operaciones encubiertas o clandestinas. El caso más claro tiene nombre y apellidos: la Fundación Nacional para la Democracia o National Endowment for Democracy (NED), nacida en la era de Ronald Reagan y cuyos tentáculos se extienden por América Latina y Europa del Este.

¿Y cuál ha sido la respuesta de Europa? Lenta y desunida. Como casi siempre.
La Unión Europea ha estado mirando durante mucho tiempo para otro lado en lo que se refiere a la tragedia siria. Y su pasividad ha sido otro factor desencadenante. La crisis migratoria ha motivado que Alemania y Francia busquen la entrada en vigor cuanto antes de un sistema europeo unificado de derecho de asilo que restrinja los criterios de entrada; quieren que Italia y Grecia abran de inmediato los centros de refugiados; y reclaman que el resto de los países europeos, especialmente Reino Unido, asuman su parte de responsabilidad en la acogida de refugiados. La cuestión no está nada madura pues plantea una cuota de refugiados dependiendo de la capacidad de cada país, y eso no gusta a varios gobiernos. La idea necesitará sin duda la aprobación en un Consejo Europeo extraordinario que ya ha sido convocado de forma implícita por la canciller germana Angela Merkel.
La magnitud de la crisis migratoria ha tenido su colofón a mediados de mes cuando Macedonia declaró el estado de emergencia y cerró su frontera meridional durante dos días. La policía y el Ejército utilizaron armas de fuego para impedir la entrada de refugiados. En Serbia se produjeron malos tratos, devoluciones “en caliente” y detenciones ilegales. En Hungría, que forma parte del espacio Schengen (sin fronteras interiores) y está terminando una valla de 175 kilómetros a lo largo de la frontera con Serbia, ha aumentado la xenofobia reinante. Igual que en Alemania, que sufre la peor ola de racismo desde su reunificación en 1991.

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