martes, 12 de marzo de 2019

MENSAJE DEL REY DON CARLOS JAVIER DE BORBÓN PARMA CON MOTIVO DE LOS MÁRTIRES DE LA TRADICIÓN 2019

Familia Borbón Parma Don Carlos Javier, Mártires de la Tradición

Queridos carlistas,

De nuevo me dirijo a vosotros en esta fecha tan emblemática para todos nosotros. La festividad de los mártires es el día de la memoria carlista. Memoria entendida como ejemplo de nuestros padres y abuelos, que al recibirla debemos actualizar y proyectarla al futuro, al siglo XXI.

Cuando fue instituida por mi antecesor Carlos VII, su afán no era otro que recordar a nuestros héroes y, ante su memoria, estamos más que obligados a renovar nuestro compromiso personal y colectivo por conseguir una Sociedad más justa, más libre, más igualitaria, más solidaria.

Estos anhelos sencillos, claros y rotundos forman parte de nuestra herencia, nos los han transmitido nuestros mayores, y forman parte de nuestra experiencia acumulada, para como nos indica el Papa Francisco en su encíclica Laudato Si “Recibir la herencia para hacerla germinar y darla” o, como nos explicó mi padre don Carlos Hugo “Un rio sólo es fiel a sus fuentes si fluye hacia el mar”.

Esta es nuestra forma de entender la Tradición, la que impulsa nuestro empeño en renovar, reformar, cambiar, mejorar, para poder transmitir a nuestros hijos un mundo mejor del que hemos recibido de la generación de nuestros padres.

Tradición y Progreso, no son antónimos, al contrario, van y deben ir de la mano.

Recibimos para entregar ¿a quién y dónde?

A los descartados, a los desmarcados, a los desesperados, a los emigrantes, exilados y refugiados, a los oprimidos, a los que les falta el pan, la educación.

¿Moderno? Claro.
¿Progreso? Por supuesto.
¿Compromiso? Evidente.
¿Necesario hoy y ahora? Si, sin duda.
¿Beneficiario cualquiera que lo necesite? También.
¿Y todo esto forma parte de nuestra Tradición? La respuesta la hallamos en Carlos VII, en su carta de 5 de noviembre de 1895, precisamente al instaurar la Fiesta de los Mártires de la Tradición:
“Con la misma sagrada invocación en los labios, cuando otros han entregado el alma a Dios, mártires incruentos en los hospitales, en la emigración, en las cárceles, en la miseria, matados aún más que por el hambre, las humillaciones y todo por no faltar a la fe jurada, por ser fieles al honor, por no doblar la rodilla ante la usurpación triunfante. Nosotros, continuadores de su obra y herederos de las aspiraciones de todos ellos, tenemos el deber ineludible de honrar su memoria”.
Que el ejemplo de nuestro inolvidable Carlos VII y el de todos los carlistas que nos precedieron, nos sirva en nuestro compromiso colectivo, en nuestro trabajo día a día por la Dignidad, los Derechos y las Libertades de todas las personas.

Carlos Javier de Borbón – Parma

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