La represión republicana en la asediada capital de España sumó un total de 30.000 asesinatos, casi la mitad de los que se produjeron en la zona controlada por el
Frente Popular durante los tres años de guerra. La sexta parte de las víctimas de la persecución contra lo que se denominó la quinta columna en Madrid acabaron en Paracuellos, la mayor fosa común de la Guerra Civil española.
Entre estos miles de asesinados no había militares vinculados al alzamiento militar.Las víctimas eran religiosos, políticos, militares jubilados, nobles o católicos.Todos ellos fueron sacados sucesivamente de las cuatro cárceles en las que se encontraban encerrados –Modelo, Porlier, San Antón y Ventas- y, con la excusa de su traslado a Valencia, llevados a la localidad próxima la río Henares donde, tras ser desvalijados y obligados a cavar su fosa, eran acribillados a balazos y enterrados, en algunos casos se les llegó a enterrar vivos, sin el tiro de gracia.
La culpa, según todos los autores que han estudiado estos hechos, fue del Partido Comunista, en especial de la Dirección General de Seguridad, a través del consejero de Orden Público, Santiago Carrillo.
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